La mercedaria Alba Vespa, junto a Bárbara Bugani y Noelia Farías, participó en Buenos Aires del Mundial de Profesores de Yoga.
Para conocer sobre este deporte dialogamos con la profesora Alba Vespa, quien estudió en Argentina, en 1990 se trasladó a nuestro país y desde 1993 dicta clases en el Club Remeros Mercedes.
¿Cómo fueron sus inicios en la yoga deportiva?
“Mis inicios fueron hace bastantes años, en realidad hace muchísimo que estoy, primero como entrenadora de Uruguay desde el año 1995 fui directora de la Asociación, durante 5 años y luego fui entrenadora. Ahora en este momento estoy como entrenadora de amateur. A este campeonato Mundial fui a acompañar a dos profesoras que se recibieron en diciembre pasado, y asistimos a participar a Buenos Aires en este campeonato profesional, entre profesores”.
¿Quiénes le acompañaron?
“Bárbara Bugani y Noelia Farías, quienes compitieron en varias modalidades. Por ejemplo en yoga deportivo artístico fue vice campeona Bárbara Bugani, en yoga atlético tercer puesto para Noelia Farías, en dúo rítmico salieron vice campeonas y en coreográfico lograron el tercer puesto”.
¿Cuál es la futura actividad?
“En agosto hay otro torneo profesional en Chile y está el proyecto de realizar un torneo amateur en Mercedes, y otros dos en noviembre, uno nacional y otro internacional, en Montevideo y Colonia, con fechas a definir”.
¿Qué diferencia tiene la yoga deportiva con la yoga?
“En realidad el yoga abarca muchas ramas, muy amplias cada una. Competencias hubo siempre, en primera instancia en Ashram donde se hacían competencias de yaca yoga entre hombres. Luego eso fue avanzando hasta llegar a una competencia de yoga artístico que es el maestro Maitreyananda el creador. Lo que está bueno es que no hay una competencia, la competencia es consigo mismo, superarse, mejorarse, lograr estar mejor con uno mismo y aceptándose, y poder trabajar y evolucionar. No es sólo la parte física, tal vez es difícil de explicar”.
¿Qué importancia tiene la yoga para las personas?
“A mí en lo personal el yoga artístico más me interesó porque es como un semillero con respecto a ser mejor con uno mismo, desde niña, tener esa satisfacción de que no sólo sea la parte física, la parte física es como una caja del alma y la tengo que cuidar para que me dure todo el tiempo. No es una competencia común porque se toma flexibilidad anterior y posterior, fuerza, equilibrio, son muchas cosas en conjunto, una buena respiración, una buena concentración, entonces ahí no se compite como en otro deporte tratando de derribar a un contrario”.
¿A quién tiene como referente en este deporte?
“Al maestro Maitreyananda, un uruguayo presidente honorario de la Asociación Internacional, creador del yoga artístico deportivo. Antes de este había un yoga atlético, luego se creó el yoga deportivo artístico, luego modalidades de ritmo y parte de esa disciplina tiene diferentes reglas, como cualquier deporte. La diferencia es que en ésto no se elimina, al contrario, sino aprender y volcar lo aprendido hacia los demás”.
¿Cómo es la realidad del yoga en Mercedes?
“En este momento estoy volcando los pocos o muchos conocimientos a las dos profesoras que tengo. Actualmente estoy dando clases en el club Remeros, hay muchos socios que están practicando yoga y también doy clases particulares. Hay un grupo bastante variable, a nivel competitivo son unos 20, a nivel de clases son muchos más”.
¿Tiene el apoyo del club?
“Sí, es importante el apoyo de la infraestructura y con los viajes. Hago lo que me gusta hacer y vuelco mis conocimientos ahí”.
¿Qué le diría a una persona que quiere hacer yoga?
“Le díría que lo pruebe. Lo que hay que hacer es probar. El yoga abarca distintas ramas y somos varias personas que volcamos, aprendemos esa filosofía y volcamos, a través de nosotros esa filosofía. Entonces siempre digo lo mismo, que prueben. Y si no les gustó que no digan que no le gustó el yoga, no le gustó cómo impartí yo esa clase, que pruebe en otro lugar y otra modalidad puede ser. Yo le diría a la persona que pruebe, que se encuentra a sí mismo, tiene que darle tiempo porque pasa un período de ansiedad, la mente dice ésto no me gusta, ésto no me sirve. Es como una lucha entre lo que se siente y lo que se piensa. Luego de pasar esa lucha comienza la satisfacción de asistir a la clase. Es encontrarse a sí mismo”.
¿A quién le gustaría agradecer?
“A mucha gente. Primero que nada a la vida, a mi familia que me aguanta, a los alumnos, a los padres que son un gran apoyo, a mis maestros, a los responsables del club Remeros, a la prensa, en realidad a todos”.